La desaparición del Mar de Aral

Impresionantes imágenes publicadas por el Earth Observatory de la NASA muestran como el Mar Aral ha ido achicándose en los últimos años hasta su casi desaparición actual. El estado de este lago, que solía ser el cuarto más grande del mundo nos entrega una importante lección sobre los estragos que podemos provocar en extensos ecosistemas.

En la década de los 60s la Unión Soviética realizó grandes obras para desviar el cauce de las aguas en las planicies de Kazakstán, Uzbekistán, and Turkmenistán. Los mayores ríos de la región, el Syr Darya y el Amu Darya fueron usados para transformar las áridas tierras del desierto en granjas de algodón.

El proyecto cumplió su objetivo, durante décadas fue posible cultivar el desierto, ¿pero a que costo?. En las imágenes queda clara la devastación de la extensa zona del Mar de Aral. Al comienzo de la serie de fotografías en el año 2000, el Aral ya solo tenía una fracción de su superficie inicial demarcada por la línea negra.

A medida que el Mar se fue secando, la concentración de fertilizantes y químicos de sus aguas aumentó. Comunidades de pescadores vieron sus vidas totalmente cambiadas con la desaparición de los peces. La tierra bajo el lago, llena de sal y químicos comenzó a volar a campos vecinos, degradando el suelo y enfermando a los más de 3 millones de habitantes de la zona. La pérdida del Mar de Aral además ha cambiado el clima del área, ahora los inviernos son más fríos y los veranos más calurosos.

En Kazajistán, luego de experimentar estos devastadores efectos, decidieron construir una represa para tratar de preservar parte del lago, dividiéndolo de norte a sur. En las imágenes es posible ver como la parte norte ha experimentado un leve aumento en la cantidad de agua. Pero los cambios para la mayor parte del lago son irreversibles.

En el caso del manejo de las aguas del Mar Aral queda claro el poco valor que como sociedad atribuimos a los ecosistemas y en especial al agua. Tal vez parte del caudal de los ríos Syr Darya y Amu Darya podría haber sido usada para irrigar cultivos, y la otra mayor parte para cumplir con el rol que el agua cumplía originalmente en el ecosistema.

Se propone que valorar monetariamente el agua y los servicios ecológicos que ésta presta puede prevenir este tipo de situaciones. En mi opinión, mientras sigamos pensando en el crecimiento infinito en un mundo finito, la raíz del problema continuará existiendo. Mientras no valoremos a la naturaleza como tal, seguiremos causando estragos irreversibles.

En esta página de la NASA puedes ver cómo ha ido cambiando la superficie del Mar de Aral en los últimos años.

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